lunes, 3 de marzo de 2008

Y también somos cucuruchos...

Ahora que estamos en plena Cuaresma y vamos a ver procesiones a la Antigua -y también somos cucuruchos- o a la playa a tomar el sol, ilusionamos con olvidarnos de tanta cefalea provocada por tanta decisión estúpida tomada por los jefes de turno, y que por cierto ya casi se completaron todos, quedan unas cuantas vacantes por alli, por allá y por acullá según me contaron.

Lo que les quiero contar es que estando en la playa, en plena pesca artesanal, se le ocurre a uno de los jefes llegarse hasta allá por Champerico y que como llegó ya tarde, (¿ustedes lo creen, a las once de la mañana?) no encontró donde quedarse, pues se acordó de mí Yo, burócrata y como sabe que de allá son mis papás y yo llegué en mi pichirilo con todo y family (los burócratas somos cultos y además de español sabemos inglés y otro idioma maya por si acaso) pues a él también se le ocurrió llegar -por bocón esto me pasa- y me preguntó que si yo tenía dónde darle posada. Pues bien, le dije que no tuviera pena, que espacio había con algunas incomodidades pues para todos da Dios, pues donde come uno, comen dos y donde comen dos comen tres y así sucesivamente. Contento el viejo, sacó su hielera y me ofreció una cerveza, ya andaba dos que tres tirándole a cuatro y yo lo invité a comer unos juilines que paquete cuetes, es decir: era para seguirla hasta que el cuerpo aguantara, además era sábado. Eso sí, la traída que traía el jefe, no se hacía de rogar, chupaba grueso. Fuimos a la orilla del mar y nos confundímos, no tanto, ya verán porque, entre toda la multitud. La karlita, que así se llamaba la traida, casera o amante del jefe, al ver el mar dispuso empelotarse, olvidándose que estaba en medio de aquel gentuzal y por supuesto peló cables aunque nosotros quisimos detenerla. Se fue tras un árbol y se empelotó. La marabunta rápido se congregó a su alrededor para ver que pisados estaba pasando y fue así como la vieron. Quizás alguien la reconoce, sólo se mira por atrás pero de repente dijo un mi cuate.







Entrada la noche nos fuimos a la casa, como toda casa cerca de la playa, yo contento porque iba a dejar al viejo y a su traida en un rancho con dos hamacas que reciencompré con sus respectivos mosquiteros.


A mis viejitos de plano que no los iba a sacar para darle la única buena cama que tenemos, yo estoy acostumbrado a dormir en el corredor y en hamaca, así que el viejo cuando vio esto se puso como la chingada y me dijo que yo era pura mierda, que el siempre había sido considerado conmigo, que a la karlita, no sé si era su verdadero nombre o el de batalla, no podíamos dejarla sólo así y no recuerdo que putas más. Total, la dichosa karlita hasta echó el guaque adentro del carro, el pisado del jefe quería que yo se lo limpiara, pero nel, a lo único que le ayudé fue a cargar a la karlita hasta la hamaca y vaya si pesaba la karlita, le quitamos los zapatos de tacón corrido y lo demás ya no ví porque el vejete me dijo que le fuera a traer una sábana y lo único que encontré fue una manta con la cual envolvíamos todo el rastrojo para los coches, en fin ya no le dí los mosquiteros nuevos sino unos todos rotos y a la mañana siguiente, el viejo y su traída amanecieron más picados que Santo Cristo lacerado en pleno viernes santo por la mañana.


La cosa es que al viejo ya se le había pasado la bronca, le dí una sopita de mariscos, se tomó otro par de cervezas y se fueron a la mierda. La karlita con sus lentes ahumados rayban, sombrero de sol y short de colegiala, nos dijo que muchas gracias que que buena onda y que de repente se asomaban otra vez en otra oportunidá. El viejo sólo dijo que nos veríamos el lunes, pues aquí estoy y le veo la cara a ese cabrón, se le nota que la siguió pues tiene una cara de engomado que ya no puede con ella y sólo me dice que aquello que mejor quede sólo entre nos. Lo que no sabe el viejo es que yo ya se lo conté a todo mundo y ahora hasta por internet se sabe de él y como compré un mi celular con cámara, pues hasta una foto le tomé y así salió el cerote ese.






NOTA: si se parece a tu jefe, pues ese mero es, el coche pisado. Jejejejejejejejejejejejejejejeje...

1 comentario:

silvia dijo...
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